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Muestra de la NASA del asteroide Bennu revela un ‘caldo’ con los ingredientes de la vida

Muestra de la NASA del asteroide Bennu revela un ‘caldo’ con los ingredientes de la vida


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Los estudios de las rocas y el polvo del asteroide Bennu que fueron traídos a la Tierra por la nave espacial de la misión Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Seguridad – Explorador de Regolito (OSIRIS-REx, por sus siglas en inglés) de la NASA han revelado moléculas que, en nuestro planeta, son clave para la vida, así como un historial de la existencia de agua salada que podría haber servido como “caldo” para que estos compuestos interactuaran y se combinaran.

Los hallazgos no muestran evidencia de vida, pero sí sugieren que las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida estaban muy extendidas en todo el sistema solar primitivo, lo que aumentaría las probabilidades de que la vida pudiera haberse formado en otros planetas y lunas.

“La misión OSIRIS-REx de la NASA ya está reescribiendo los libros de texto sobre lo que entendemos acerca de los comienzos de nuestro sistema solar”, dijo Nicky Fox, administradora asociada en la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington. “Los asteroides proporcionan una cápsula del tiempo sobre la historia de nuestro planeta natal, y las muestras de Bennu son fundamentales para nuestra comprensión de qué ingredientes en nuestro sistema solar existían antes de que comenzara la vida en la Tierra”.

En artículos sobre esta investigación científica publicados el miércoles en las revistas Nature y Nature Astronomy, científicos de la NASA y otras instituciones compartieron los resultados de los primeros análisis en profundidad de los minerales y moléculas hallados en las muestras de Bennu, las cuales fueron transportadas a la Tierra por la nave espacial OSIRIS-REx en 2023.

Como se detalla en el artículo de Nature Astronomy, entre las detecciones más significativas se encontraron aminoácidos (14 de los 20 que la vida en la Tierra utiliza para producir proteínas) y las cinco nucleobases (bases nitrogenadas) que la vida en la Tierra utiliza para almacenar y transmitir instrucciones genéticas en moléculas biológicas terrestres más complejas como el ADN y el ARN, incluyendo la forma de organizar los aminoácidos para formar proteínas.

Los científicos también describieron abundancias excepcionalmente altas de amoníaco en las muestras de Bennu. El amoníaco es importante para la biología porque, en las condiciones adecuadas, puede reaccionar con el formaldehído, el cual también fue detectado en las muestras, para formar moléculas complejas como los aminoácidos. Cuando los aminoácidos se unen en cadenas largas, forman proteínas, las cuales impulsan casi todas las funciones biológicas.

Estos componentes básicos para la vida detectados en las muestras de Bennu han sido hallados antes en rocas extraterrestres. Sin embargo, identificarlos en una muestra impoluta obtenida en el espacio respalda la idea de que los objetos que se formaron lejos del Sol podrían haber sido una fuente importante de los ingredientes precursores básicos para la vida en todo el sistema solar.

“Las pistas que estamos buscando son muy minúsculas y se destruyen o alteran con mucha facilidad al exponerse al ambiente de la Tierra”, dijo Danny Glavin, científico principal de muestras en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y coautor principal del artículo publicado en Nature Astronomy. “Es por eso que algunos de estos nuevos descubrimientos no serían posibles sin una misión de retorno que trajera las muestras, sin medidas meticulosas de control de la contaminación y sin una cuidadosa curaduría y almacenamiento de este precioso material proveniente de Bennu”.

Mientras que el equipo de Glavin analizó las muestras de Bennu en busca de indicios de compuestos relacionados con la vida, sus colegas, dirigidos por Tim McCoy, quien es curador de meteoritos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington, y Sara Russell, mineralogista cósmica en el Museo de Historia Natural de Londres, buscaron pistas sobre el entorno en el que se habrían formado estas moléculas. En un informe publicado en la revista Nature, los científicos describen, además, la evidencia que hallaron de un antiguo entorno propicio para poner en marcha la química de la vida.

Desde calcita hasta halita y silvita, los científicos identificaron en la muestra de Bennu rastros de 11 minerales que se forman a medida que el agua que contiene las sales disueltas en ella se va evaporando a lo largo de extensos períodos de tiempo, dejando atrás las sales en forma de cristales sólidos.

Se han detectado o ha habido indicaciones de la existencia de salmueras similares en todo el sistema solar, incluso en el planeta enano Ceres y la luna Encélado de Saturno.

Aunque los científicos han detectado previamente varias evaporitas en meteoritos que caen a la superficie de la Tierra, nunca han visto un conjunto completo de sales sedimentadas que conservara un proceso de evaporación que podría haber durado miles de años o más. Algunos minerales presentes en Bennu, como la trona, fueron descubiertos por primera vez en muestras extraterrestres.

“Estos artículos científicos realmente se complementan para tratar de explicar cómo los ingredientes de la vida se unieron para hacer lo que vemos en este asteroide alterado acuosamente”, dijo McCoy.

A pesar de todas las respuestas que ha proporcionado la muestra de Bennu, quedan varias preguntas. Muchos aminoácidos se pueden producir en dos versiones de imagen especular, como un par de manos izquierda y derecha. La vida en la Tierra produce casi exclusivamente la variedad levógira (que va hacia la izquierda, o en sentido antihorario), pero las muestras de Bennu contienen una mezcla igual de ambas. Esto significa que, en la Tierra primitiva, los aminoácidos también podrían haber comenzado en una mezcla de iguales proporciones. La razón por la que la vida “giró hacia la izquierda” en lugar de hacia la derecha sigue siendo un misterio.

“OSIRIS-REx ha sido una misión muy exitosa”, dijo Jason Dworkin, científico que trabaja en el proyecto OSIRIS-REx desde el centro Goddard de NASA y es coautor principal del artículo de Nature Astronomy. “Los datos de OSIRIS-REx añaden grandes pinceladas a una imagen de un sistema solar rebosante de potencial para la vida. ¿Por qué nosotros, hasta ahora, solo vemos vida en la Tierra y no en otros lugares? Esa es la pregunta verdaderamente cautivante”.

El centro Goddard de la NASA proporcionó la gestión general de la misión, la ingeniería de sistemas y la garantía y seguridad de la misión OSIRIS-REx. Dante Lauretta, de la Universidad de Arizona en Tucson, es el investigador principal. Esa universidad dirige el equipo científico y la planificación y el procesamiento de datos de las observaciones científicas de la misión. Lockheed Martin Space en Littleton, Colorado, construyó la nave espacial y proporcionó las operaciones de vuelo. El centro Goddard y KinetX Aerospace fueron responsables de la navegación de la nave espacial OSIRIS-REx. La curaduría de OSIRIS-REx es llevada a cabo en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. Las asociaciones internacionales para esta misión incluyen el instrumento de altímetro láser de OSIRIS-REx proveniente de la CSA (Agencia Espacial Canadiense) y la colaboración científica para las muestras del asteroide con la misión Hayabusa2 de la JAXA (Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial). OSIRIS-REx es la tercera misión del Programa Nuevas Fronteras de la NASA, el cual es gestionado por el Centro de Vuelo Espacial Marshall de la agencia en Huntsville, Alabama, para la Dirección de Misiones Científicas de la agencia en Washington.

Para obtener más información sobre la misión OSIRIS-REx, visita el sitio web (en inglés):

https://www.nasa.gov/osiris-rex

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María José Viñas /Karen Fox / Molly Wasser
Headquarters, Washington
240-458-0248
maria-jose.vinasgarcia@nasa.gov / karen.c.fox@nasa.gov / molly.l.wasser@nasa.gov

Rani Gran
Centro de Vuelo Espacial Goddard, Greenbelt, Maryland
301-286-2483
rani.c.gran@nasa.gov

Article by:Source: Jessica Taveau

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